Luciano Castro pasó por Vuelta y Media para hablar de «CAER Y LEVANTARSE», obra que se presenta en el Teatro Picadero que cuenta la historia de un boxeador detenido esperando la sentencia.
«El miedo es sagrado, no me toques el miedo. El día que no tenga miedo, estoy muerto».
«Mis viejos hicieron lo que pudieron, y eso para mí es un montón. Éramos un montón y nunca nos sobró nada. (…) El deporte era lo único que no nos negociaban».
«Cuando salgo del teatro, por lo general me quiero ir. Pero en un unipersonal es bastante botón, ingrato, cuando es un elenco podés zafar un poco más. (…) Lo que me pasa con CAER es que la gente se queda a decirme cosas que no lo puedo creer».
«Mis hijos, por suerte y lamentablemente, son las personas que más me conocen. No les miento jamás. Y cuando me ven actuar aluncinan, porque ven un papá que no ven en la diaria».
«Esta cosa de la exposición a mí no me cabe, no me gustó nunca, y cuando la veo en mis hijos no me gusta tampoco. Pero también puedo entender que la exposición que pueden llegar a tener ellos es distinta a la que puedo llegar a tener yo. Quiero creer que alguien va a pensar siempre que son chicos y que van a ser cuidados».