Natalia Oreiro pasó por Todo Pasa para hablar sobre «La mujer de la fila», la nueva película de Benjamín Ávila que cuenta la historia real de Andrea Casamento, fundadora de una red latinoamericana de familiares de personas detenidas.
«Mi personaje dice en un momento ‘So una mujer de bien’. Perdón, pero ¿quién se percibe persona del mal? (…) Por gente de mi profesión, pude acercarme a gente buena. Para mí hay más gente buena, lo que pasa es que la gente mala hace más ruido».
«Cuando fui al estreno de la película, de lo único que me preguntaba la prensa era de la grieta en el cine. Me parece que tenemos que salir de ahí, Justamente, tenemos que salir de que si el otro no piensa como yo es mi enemigo». «Pareciera que necesitamos la roña para que algo nos interese».
«Mi primer celular lo tuve a los 20 años. Me fui con mis amigas a la playa y me sonó, y me pareció tan freak que alguien me llamara en un momento de descanso y de desconexión que lo tiré al mar. Fue como impuslivo», contó. «Me parece que es social, digamos. Creo que no se salva nadie, el que lo tiene, es adicto».
«Antes de ser madre estaba harta de escuchar a todas las personas que solo hablaban de sus hijos, y viste que te pasa que después es casi de lo único que podés hablar».
«Los rioplatenses somos melancólicos. Muchos venimos de abuelos sufridos posguerra, eso está en nuestro ADN. O por lo menos en la mía”. “Cuando actuó me doy cuenta que soy melancólica”.
«Gilda fue el personaje que más me costó soltar. Venía soñando con hacer ese personaje desde Muqñeca Brava, y cuando terminó el proyecto me puso muy triste».
«Para interpretar a Eva, miré todas las veces que una actriz la interpretó. Todas la habían interpretado muy bien, y cada una la hizo a su manera, así que me di cuenta que yo también tenía que encontrar mi propia Eva».
«Con Ale Sergi tenemos muchas ganas de hacer algo. Nos unió el cine. (…) Tiene mucho conocimiento, escribe muy bien. Me ofreció hacer un disco juntos y que él lo produzca, pero los dos estamos siempre a mil».
«Me ofrecieron hacer una película de la vida de la Coca Sarli. No creo que la interprete, pero pienso: ¿por qué uno tiene que ir uno con esa idea de que si voy a interpretarla su físico tiene que estar por delante, no? ¿Cuál es la película que queremos contar?».