Diego Peretti pasó por Vuelta y Media para hablar sobre su próximo proyecto, La muerte de un comediante. Se trata de su debut como director en una película producida y financiada colectivamente por más de 10 mil socios de la comunidad Orsai, productora impulsada por Hernán Casciari.
«Estamos tratando de que Guiness nos ponga como la película con mayor cantidad de productores asociados», contó. «Una experiencia brillante que me encanta, y me encanta el resultado».
«Nunca pensé en dirigir. Me vino la posibilidad de dirigir y de actuar con libertad… Yo la verdad que era un bodoque grande, no estaba dispuesto, pero pensándolo con mi almohada me di cuenta de que era una oportunidad única, entonces dije que sí».
«Antes de ser actor era psiquiatra. Tenía una insatisfacción muy grande porque veía gente que hacía las cosas que hacía con pasión, y a mí me faltaba ese fuego sagrado. Además, me faltaba otra cosa: no podía llamar la atención (…). Cuando empecé a ser actor, apareció esa cosa artística de querer comunicarse que ahora, retrospectivamente, me doy cuenta de que era lo que me faltaba».
«Fede es muy calentón», contó Peretti sobre su amistad con Federico D’Elía. «Tiene un carácter… Es buenísima persona, pero es una persona aguerrida», dijo entre risas.