OASIS EN ARGENTINA:
¡Más de 150.000 personas vibraron al ritmo de los hermanos Gallagher!
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La banda británica de los hermanos Gallagher volvió a hacer vibrar el Estadio River Plate en su segunda y última presentación en Buenos Aires. «El público argentino es algo especial», dijo Liam Gallagher tras la primera noche de show.
La emoción seguía a flor de piel, pero la energía esta vez fue distinta: cargada de sentido, atravesada por el agradecimiento y la conexión de la banda con este público argentino que les hizo vivir dos shows como no hay en otro lado. Oasis cerró su paso por la Argentina con un show potente, emotivo y lleno de momentos inolvidables. El tour “Oasis Live 25” ya recorrió Reino Unido, Irlanda, Norteamérica, México y Australia con entradas agotadas en cada ciudad y que continúa con paradas en Santiago de Chile y Brasil.

Las inmediaciones del Monumental se llenaron de camisetas, vinilos, banderas, tributos caseros y cantos espontáneos desde las primeras horas de la tarde del 16 de noviembre. Los fans llegaban listos para vivir una noche que sabían histórica. Muchos repitieron después de haber asistido al primer show; otros la esperaron durante más de una década. Entre ellos, padres con hijos adolescentes, grupos de amigas que crecieron con Definitely Maybe, fans que los vieron en el ‘98, otros que los conocieron luego de su separación. Para todos ellos, en cualquier caso, la expectativa era máxima.

A las 22 horas, “We Love You” de los Rolling Stones hizo las veces de prólogo de la ceremonia. Luego, la instrumental “Fuckin’ in the Bushes” (Standing On The Shoulder Of Giants, 2000) marcó la entrada de la banda, acompañada por un montaje audiovisual que recorrió titulares de la prensa internacional, imágenes del reencuentro de los Gallagher y posteos de fans celebrando el regreso. La ovación fue total. Liam tomó el centro de la escena con su estilo inconfundible, y con “Hello” encendió la primera chispa de una noche que no aflojaría hasta el mismísimo final.

Desde ahí, el repertorio fue una muestra del poder atemporal de Oasis. “Acquiesce”, “Morning Glory” y “Some Might Say” tuvieron a cargo el despegue con un arranque del espíritu noventero de (What’s The Story) Morning Glory?. Luego, un bloque cargado de electricidad con “Bring It On Down”, “Cigarettes & Alcohol”, “Fade Away” y “Supersonic” trajo el sonido directo de Definitely Maybe (1994), uno de los álbumes debut más potentes de la historia, que a 35 años de estrenarse sigue sonando urgente.

“Roll With It” mantuvo la euforia en su punto más alto, y luego llegó uno de los segmentos más celebrados por el público: el tramo más introspectivo y melódico del show. Noel tomó el micrófono para interpretar “Talk Tonight”, seguido por “Half the World Away” y el ya himno “Little By Little”, que fue coreado con fuerza desde todos los sectores del estadio, iluminado por miles de luces de celulares.
Después de esa pausa emocional, la banda volvió a sacudir el aire con dos himnos de Be Here Now (1997): “D’You Know What I Mean?” y “Stand By Me”, interpretadas con peso renovado y recibidas como clásicos indiscutibles. “Cast No Shadow”, tributo a Richard Ashcroft, y “Slide Away”, balada de espíritu desgarrado y lírica inmortal, mantuvieron al público entre la contemplación y el canto total.
Lentamente el show se acercaba al clímax, en lo que fue una sucesión de momentos icónicos como pocas bandas pueden lograrlo: “Whatever” (con guiño beatle incluído), una explosiva “Live Forever” que puso al Monumental a cantar en unísono, y el estallido de “Rock ‘n’ Roll Star”, que funcionó como una reafirmación de identidad y de resistencia. Pocas canciones capturan mejor lo que Oasis representa para su gente.
Luego de una ovación y de los clásicos “olé olé olé” cantados a todo pulmón por más de 75.000 fans, la magia no aflojó y hubo bises. “The Masterplan”, precedida por la presentación de la banda, fue un regalo para los fans de culto. “Don’t Look Back in Anger”, cantada por Noel y por todo River, tuvo ese tono de despedida suave, sin solemnidad pero con mucha emoción. Y entonces llegó el momento de “Wonderwall”, que generó una postal inolvidable: abrazos, lágrimas, celulares al cielo. Con la actitud desfachatada que lo caracteriza y llegando al final del segundo show, Liam sentenció: “Ya lo saben, son los f*cking #1”, generando vitoreos y aplausos de toda la multitud, que respondió con la clásica canción de cancha “Yo soy de Oasis, es un sentimiento, no puedo parar”.
El cierre fue con una nota alta a cargo de “Champagne Supernova”, con fuegos artificiales sobre el estadio, cerró una noche cargada de épica y verdad: Oasis volvió a Buenos Aires y entregó dos shows a la altura de su leyenda. Con canciones que no envejecen, una banda afilada, y un público que lo dio todo, el reencuentro fue completo. El tour ahora sigue por Chile y Brasil, pero lo vivido en River quedará grabado en la historia grande del rock en Argentina.