Matías Martin charló mano a mano con Gustavo Santaolalla, músico y productor, desde su sala de ensayo en Seattle.
Hablaron sobre el éxito del videojuego que luego se convirtió en serie, «The Last of Us», y la repercusión de su banda sonora: «Es un juego que te habla de las contradicciones que tenemos nosotros como seres humanos. La música cobró mucha relevancia».
«Creo mucho en los frutos de la inexperiencia», confesó. «Me encanta tocar insturmentos que no sé tocar porque me pone en una situación de peligro, me obliga a ser minimalista y, en última instanci,a siento que como artista tengo que producir un evento artístico; si no, lo rompo».
«Cuando empezamos en Argentina con la movida éramos pocos, pero la gente que nos seguía era de nuestra edad. Después el rock se convirtió en una cosa de gerontocracia, en ‘grandes valores del rock’. Para pegarla tenías que cumplir 30 años. (…) Cuando empecé a ver este fenómeno que está ocurriendo ahora, me pareció tremendo y en seguida los abracé».
«Tocar en vivo es necesario. De hecho, lo dejé de hacer muchos años y con Bajofondo volví. Me había dedicado a la producción durante mucho tiempo».
«Ronroco es el álbum que me abrió las puertas al cine».
«A veces un silencio puede tocar más fuerte que una nota distorsionada».